Estamos en una realidad donde el uso de las tecnologías (en
especial el celular) ha ido cambiando no solo nuestra forma de actuar, sino la
forma en que nos comportamos. En el presente los jóvenes se juntan en el
mismo espacio físico pero estos utilizan el teléfono móvil, cada uno en
sus redes sociales en vez de compartir o conversar teniendo contacto visual y
no a través de una pantalla. “Están juntos pero solos”
Una verdadera comunicación no es a través de las tecnologías,
donde puedes editar lo que vas a escribir, de esta forma solo nos engañamos a
nosotros mismos. Una comunicación real, se da cuando existe el contacto visual,
el escuchar al otro y llegar a conocerlo y comprenderlo de verdad.
Sherry Turkle llama el efecto “Ricitos de oro” (Goldilocks Effect)
“ni muy cerca, ni muy lejos, solo lo justo”. Esta sería una buena
solución para el uso de las tecnologías, pero ¿cómo crear conciencia de que
tenemos una dependencia hacia ellas?
La mayoría de las personas que son muy dependientes de las tecnologías
son las que se sienten solas, y buscan en la conexión a internet, en sus redes
sociales, la compañía que creen que necesitan. Estas personas dicen que “nunca
estarán solas” porque claro, tienen seguidores y “amigos” de internet,
personas que quizás las escuchen que le pongan atención, pero
¿realmente están siendo comprendidos? ¿Realmente se sienten satisfechos con
esto? Esta atención “falsa” o esta sensación de que “nunca estarán solas”
nunca será igual a la sensación de sentirse escuchado por otra persona,
mantener una conversación real, íntima y sin necesidad de que todo salga
perfecto, sin la opción de “editar” antes de publicar algo o enviar un mensaje,
sin presión, sin dependencia, mostrándose tal y como son, sin duda es mucho
mejor que una simple conexión a internet.